miércoles, 8 de diciembre de 2010

MONOGRAFIAS SOBRE CORPOREIDAD


VIVENCIA SUBJETIVA DEL EMBARAZO
Basabilbaso, Laura- Kler, Verónica-Schmidt, Melina- Sosa Camila

INTRODUCCIÓN
“El cuerpo aparece como una entidad psicofisiológica indisoluble, en la cual se conjugan no solo la síntesis de sensaciones actuales siempre presentes, sino toda la consecuencia de la actividad pasada, vivida y experimentada…”
Florencia Donayo
En esta monografía el tema principal que queremos abordar es el cuerpo en relación a la vivencia del embarazo; ya que este momento es el responsable de nuestra existencia en el mundo como seres humanos, en el que se origina la vida y en la que junto a ella desde la concepción comienzan a formarse nuestras primeras experiencias subjetivas. De allí entonces partirán nuestras vivencias, conductas y sensaciones que irán construyendo nuestra identidad, dando sentido a la corporeidad y consecuentemente a la vida.
Este trabajo consta de un análisis e interpretación a partir de relatos, testimonios y trabajos de campo de mujeres embarazadas, a partir de los cuales realizamos un recorrido acerca de aspectos culturales, estéticos, creencias subjetivas y aspectos sociales actuales y pasados que circundan a la mujer en el período de gestación
DESARROLLO
Si bien los cambios en la imagen corporal de la embarazada forman parte de un suceso crítico dentro de la etapa vital, consideramos que en la posmodernidad esta experiencia está revestida de significados personales diferentes al de épocas pasadas ya que se prioriza, ante todo, el cuerpo ideal y la realización personal.
La imagen corporal, como menciona Susana Kesselman, “pertenece al registro de lo imaginario, cuyas bases afectivas dependen de la evolución libidinal y agresiva, de sus vicisitudes, experiencias y fijaciones”, es decir, en otras palabras, es la representación del cuerpo que se forma en nuestra mente.
Hoy en día, el significado de esta representación de imagen corporal se ve teñida de valores exitistas que dan más relevancia a la figura del cuerpo perfecto, atlético, joven y escultural debido a la gran influencia de los medios de comunicación, que privilegian esta forma de vivenciar el cuerpo.
En el embarazo, la transformación física principal es el aumento de peso y el estiramiento del vientre; muchas mujeres temen no recuperar su peso anterior después del parto y tampoco poder deshacerse de las marcas físicas externas, como las estrías, celulitis y varices, que trae aparejado muchas veces este proceso; alejándose de esta manera del modelo propuesto por la cultura, generando consecuentemente una nueva crisis corporal, que se suma a la natural crisis del embarazo y del parto. La posmodernidad consigue apaciguar esta crisis propia del embarazo ofreciendo propuestas a través del gimnasio posparto para recuperar el peso ideal de inmediato; volviéndose así otro espacio más de cumplimiento además del trabajo, la familia y quizás alguna otra responsabilidad, siguiendo el constante ritmo de las ansiedades posmodernas que traducen todo a lo inmediato, y haciendo cada vez menos atractivos todos los procesos que conlleven serenidad, pausa y naturalidad, los cuales van a manifestarse en todo el período de gestación y posteriormente al nacimiento del niño.
Si bien en términos generales podríamos decir que hoy, es éste el modelo de cuerpo el que predomina en estas circunstancias, no debemos caer en el error de generalizar ni siquiera hablando de mujeres que viven de la fama y en una misma cultura.
Como ejemplo de esto queremos diferenciar las singularidades de dos famosas cuyos relatos fueron extraídos de la revista argentina “Cosmopolitan”.
La primera de ellas; Jessica Alba manifiesta: “antes me quejaba mucho de mis defectos, pero después de tener a mi hija me perdoné por no ser perfecta…” “Ella puso todo en perspectiva”. En contraposición a lo dicho por esta famosa actriz de Hollywood Luisana Lopilato actriz argentina expresa: “tener hijos es algo que quiero cumplir antes de los treinta para recuperar mis curvas”. De esta manera vemos como, no sólo la percepción subjetiva del cuerpo está construida por los medios de comunicación o las imágenes que se nos presentan en la cotidianeidad, sino que también dichas construcciones responden a cada historia en particular desde los mitos familiares, desde los testimonios grabados en fotos, comentarios y predicciones así como también desde la novela personal.
Por otra parte el embarazo estaría muy influido por la cultura y la época, según costumbres, valores, épocas, etc. Así vemos cómo en las diferentes culturas orientales el cuerpo de la embarazada es ocultado, ya que su exposición caería en sentimientos de vergüenza y falta de aceptación de la cultura. En cambio, en occidente vemos como el cuerpo es expuesto constantemente ya sea mostrando el vientre o amamantando al niño en público. En relación a lo que plantea Le Bretón respecto al cuerpo nos surge un interrogante: el cuerpo en la mujer embarazada en la cultura occidental ¿se hace presente o ausente? Esta cuestión es debida a que el cuerpo se puede hacer presente en cuanto a que se expone, y quizás en algunas personas, estas conductas llamen la atención o que la madre no esté acostumbrada, sobre todo en primerizas. Pero el cuerpo se ausenta en cuanto estas actitudes se naturalizan, se vuelven cotidianas.
Le Bretón expone que la modernidad exige transparencia, se acentúa el “ver”, la mirada certifica la existencia. En relación a la mujer embarazada, el hecho de la exposición de su vientre, sobre todo en etapas más avanzadas, demuestra la existencia de otro ser en el mundo, como también el reconocimiento del otro de su verdadera presencia. Es este reconocimiento que se vislumbra en la vida cotidiana en comentarios como: “¡qué linda panza!”, “¿de cuánto estás?”, “seguro va a ser nena, tenés la panza redondita”; que permiten un mayor sentimiento de satisfacción y alegría en la madre y disminuyen su ansiedad y miedo que conlleva el propio embarazo y el parto. En contraposición, los comentarios negativos, mitos y creencias que predisponen al miedo, aumentan la ansiedad y llenan de inseguridades a la madre; ejemplo de un mito que circunda en el embarazo es el de no tejer porque se puede enrollar el cordón umbilical (simbolizado en la lana) en el bebé.
Desde otra perspectiva cultural y en relación al trabajo (M. ª Jesús Montes-Muñoz. Correo electrónico: majesus.montes@urv.cat), se vislumbran diferentes visiones del cuerpo en esta etapa de gestación y cómo influyen en la forma en que la mujer vive su cuerpo. Una de ellas es la de un cuerpo vivenciado como máquina, en la cual su propia naturaleza es la de reproducir. Esta imagen biologicista se centra en los cambios hormonales y bioquímicos, y todo lo que le sucede a la mujer en el período de gestación responde exclusivamente a estos motivos. Por lo tanto, las mujeres en esta etapa se consideran “hembras reproductoras”, donde su cuerpo se encuentra escindido de ellas, lo cual le quita su naturaleza humana y desvaloriza el significado único y extraordinario que va mas allá de un acto meramente biológico.
Otra mirada que se descubre en el trabajo (M. ª Jesús Montes-Muñoz.Correo electrónico: majesus.montes@urv.cat) es la del cuerpo “con sentido”, en la cual la mujer logra aceptar sus cambios corporales, debido a la anticipación que de ellos hace, conociéndolos e informándose de los mismos, para el buen funcionamiento de sus cuerpo, con el fin de cuidar adecuadamente a su niño, y además gracias a un trasfondo cultural que está informado de estos. Se inquietan ante la espera de que ocurran, esto es el ejemplo de cuando los demás le dicen a la mujer embarazada “imagínate cuando la panza y tus pechos crezcan, que lindo!”.
Estos cambios corporales y la forma en que se viven, aceptándolos y con alegría, conlleva un importante cambio de etapa, ya que además de cumplir un nuevo rol, su cuerpo ya no va a ser el de antes, ya que esta experiencia de gestación transforma sus aspectos tanto exteriores, objetivos como interiores y subjetivos y se vislumbra cuando las madres exponen: “ya no puedo volver a ser el cuerpo que tenis antes, el de joven, el embarazo me dejo un montón de marcas, pero no me interesa, tengo a mi bebé”
Esta forma de vivir esta etapa, permite un autocontrol de la mujer frente a su cuerpo, diferente a la mirada anterior, logrando una mejor estabilidad emocional.
Una posición también significativa que las madres pueden experimentar, es la de “parasitación”, donde éstas no aluden que el periodo de embarazo fuera agradable, beneficioso, todo lo contrario, más allá que sea el niño el que lleva en su interior, es el responsable de que el cuerpo se deforme, el niño viene a ser como un parásito que se chupa todo lo bueno que tiene su cuerpo. La alegría es solo cuando este nace, ya teniéndolo entre sus brazos. Quizás estas mujeres preferirían que sus niños se formaran en otro lado, posiblemente en el cuerpo de su pareja o que el mito de la cigüeña sea verdadero.
La mujer embarazada requiere de compañía y escucha x parte de familiares y terapeutas. Que entiendan su sufrimiento y dolor en el transcurso del embarazo.
El movimiento del bebé en el vientre materno exige el reconocimiento por parte de la madre de que algo sucede allí. Ella otorga diferentes interpretaciones que han sido construidas en base a su historia de vida, consejos de madres y abuelas, mitos y creencias culturales: “se mueve porque comí un chocolate”, “está enojado porque tiene hambre”, “presiente que me siento mal”, “se da cuenta de que estoy enojada”… sean o no “correctas” sus interpretaciones, sucede algo mágico donde esta madre puede consolar y calmar a aquel niño en camino. ¿Será que estas interpretaciones subjetivas no se aíslan de lo concreto y real que nos propone la ciencia? Si bien sabemos que muchas veces la tensión muscular puede provocar efectos en el feto; ¿Será que la música puede transmitirse? ¿Es cierto que pueden llorar y gestualizar dentro del vientre materno? Probablemente no tengamos la completa certeza de ello, pero de lo que sí podemos estar seguras es de que hay efectos ineludibles en la comunicación entre la mamá y el bebé que exceden cualquier teoría científica y que se enmarcan en el sentimiento, cariño y amor.
Otra cuestión que se hace presente en el embarazo es el lugar que ocupa el dolor. Como dice Le Bretón, el cuerpo se encuentra ausente de la conciencia del ser humano en el marco de la vida cotidiana. Este borramiento y olvido del cuerpo, este proceso de invisibilización y disgregación del soporte físico en el marco cotidiano, genera una dualidad, una disociación frente a la experiencia corporal. La conciencia del arraigo corporal sólo aparece en los períodos de tensión del individuo (enfermedades, cansancio, la separación o pérdida de un ser amado…). Pero en el caso de una madre en período de gestación, en el transcurso de un embarazo sano y feliz, la sensación de dolor y sufrimiento (por ejemplo al momento en que el cuerpo se prepara y transforma para alojar al bebé, cuando el movimiento es brusco y causa dolor físico porque se reducen los espacios, cuando aparecen los mareos, sube o baja la presión, sienten calor, van repetidamente al baño, aparecen los vómitos, irritabilidad, sensibilidad), aparecen como naturalizados y muchas veces estas madres padecen estas circunstancias como estandartes de su condición pasajera, pareciera que se jactan de estos malestares, son justificables y hasta obvios por su real y visible condición; el dolor entonces se transforma en un motivo obvio y normal, e incluso pasa a formar parte de la identidad de la futura madre
CONCLUSIÓN
Con este trabajo pudimos vincular el embarazo, como un suceso critico de la etapa vital de la mujer, con el cuerpo en su forma holística, tanto desde sus aspectos físicos como fisiológicos como en sus aspectos psicológicos y emocionales, pudiendo apreciar que existen diferencias en la vivencia del cuerpo, ya que la psicología de la gestante es el resumen del proceso evolutivo que cada mujer construye desde el día de su nacimiento o concepción y que se va complementando con las experiencias vividas y la interpretación subjetiva que le establezca , los estilos de constructos y el modo en que rotula el embarazo. El cuerpo aparece entonces como una identidad, dando significado particular a su embarazo considerado en su contexto personal, familiar y cultural particular.
BIBLIOGRAFÍA
David Le Breton «Antropología del cuerpo y modernidad» Ed.: Nueva Visión.http://www.ucm.es/info/especulo/numero15/a_dolor.html.Revista Espéculo: Reseñas, críticas y novedades. Reseña de Pilar Vega Rodríguez, Universidad Complutense
•David Le Breton, Antropología del dolor, Barcelona, Seix Barral, 1999, 287 págs.
•David Le Breton, “Antropología del cuerpo y modernidad”. Cap. 2: cuerpo y comunicación.
• Jesús Montes-Muñoz. Correo electrónico: majesus.montes@urv.cat.
•Lic. Instr. Gabriel Sassi. Prof. Curso de Formación en Profilaxis Perinatal – nascere.

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