viernes, 9 de noviembre de 2012

ASERTIVIDAD

Asertividad

Se define como la habilidad de expresar nuestros deseos de una manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar contra los demás. Negociando con ellos su cumplimiento.
Emplear la asertividad es saber pedir, saber negarse, negociar y ser flexible para poder conseguir lo que se quiere, respetando los derechos del otro y expresando nuestros sentimientos de forma clara. La práctica de la asertividad conduce a una reducción notable de la ansiedad.
Existen técnicas y reglas que aprendidas y aplicadas nos permiten ejercerla de forma eficiente. Para ello hay que prepararse a negociar y hay que cumplir las reglas que implican una negociación eficiente.

Estilo pasivo              Estilo asertivo                 Estilo agresivo

La realización de una negociación comprende varias fases. La primera, es la de preparación. En ella tenemos que pensar la estrategia que tenemos que seguir en el encuentro con el otro en el que se va a plantear los problemas y se va a hacer la negociación propiamente dicha.
En principio es necesario prepararnos personalmente para evitar caer en la pasividad o en la agresividad. Para ello es necesario:
o   Tener muy claros los objetivos que perseguimos en el encuentro: Hay algunas cosas que nos pueden distraer de ellos y hacernos fracasar. Por ejemplo, nuestra emoción. No podemos confundir la emoción con el objetivo.
o   Desechar los juicios de intenciones. Si juzgamos las intenciones de la otra persona y nos basamos en ellas para plantear la relación con el otro, corremos el riesgo de contestar y reaccionar a las intenciones que pensamos que tiene el otro y perdemos de vista nuestros objetivos.
La segunda preparación necesaria es la del diálogo que vamos a plantear al otro. El diálogo que tengamos con él tiene que cumplir los siguientes requisitos para ser un diálogo asertivo:
-        Describir los hechos concretos: Cuando describimos hechos que han ocurrido el otro no puede negarlos y así podemos partir de ellos para discutir y hacer los planteamientos precisos. Ej. Es preferible decir “me has dicho 10 veces no sirves para nada” en lugar de “me quieres denigrar y hundir” (juicio de intenciones)
-        Manifestar nuestros sentimientos y pensamientos: comunicar de forma contundente y clara como nos hace sentir aquello que ha ocurrido y que juicio moral o de pensamiento nos despierta.
-        Pedir de forma concreta y operativa lo que queremos que haga No se trata de hablar de forma general o genérica, “quiero que seas más educado”, sino que hay que ser concreto y operativo: “quiero que quites los pies de mi mesa”, “quiero que cuando hablo me mires a los ojos y contestes a lo que te pregunto”
-        Especificar las consecuencias aquello que va a ocurrir cuando haga lo que se le ha pedido. Se le podría plantear también las consecuencias que tendrá para él no hacerlo, pero es preferible especificar lo que va a obtener de forma positiva.

La segunda fase para la negociación es el ensayo. Lo que se ha preparado, preferentemente por escrito, se tiene que ensayar hasta interiorizarlo profundamente.
Si la situación nos causa alguna ansiedad, es una razón más para el ensayo. Cuando nos imaginamos la situación de la negociación nos estaremos exponiendo a ella en la imaginación y al menos cuando pensemos en hablar con el otro no nos pondremos nerviosos y comenzaremos nuestra negociación en mejor posición anímica. Si nos ponemos nerviosos podemos acogernos al diálogo que hemos preparado en la seguridad de que vamos a expresar nuestros deseos de forma completa.
Por último, la tercera fase es la ejecución, llevar a cabo el diálogo planificado.


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