jueves, 26 de noviembre de 2009

CUERPO FALTANTE

Materia: Problemáticas Psicológicas
Carrera Terapia Ocupacional – UNL- 2009
Monografía de las Alumnas: Pucheta, Vanesa, Suau, Ma. Sol, Valladares, Ma. Isabel, Vargas, Eliana, Zulpo, Sabrina

CUERPO FALTANTE

Casos:
- MGG es un hombre de 38 años que ha sufrido una amputación traumática del miembro superior izquierdo en un accidente de tráfico. Inmediatamente después del accidente, fue trasladado al hospital, donde le fue realizada una amputación supracondílea, con la intención de dejar un muñón funcional para la posterior protetización, ya que había sido una amputación sucia. No presentó otras lesiones de interés.
Desde el punto de vista psicológico no presenta ningún trastorno cognitivo. Emocionalmente, se encuentra ligeramente ansioso por “todo lo que ha ocurrido” y porque no sabe hasta qué punto va a recuperar su estatus anterior al accidente. No está deprimido, aunque refiere que, a veces, se siente desmoralizado e inútil y cree que no va a ser capaz de adaptarse al uso de la prótesis. Sin embargo, parece estar motivado para la protetización. Tiene estudios superiores y buenas habilidades de afrontamiento, personales y sociales. Su actitud ante el tratamiento es de confianza, cooperación y participación.
- Para Betty (47) y Marcelo (48), papás de Augusto, ha quedado ya muy lejos aquel agosto del 2005, momento en el que los médicos del Hospital Notti les dieron la desafortunada noticia de que su pequeño de 10 años tenía un osteosarcoma (cáncer de hueso) a la altura de la rodilla derecha y que la solución más propicia ante este problema era la amputación de la pierna.
Cuando el pequeño volvió a casa ya tenía lista una habitación remodelada a sus necesidades en la planta baja de la propiedad y a sus cinco hermanos dispuestos a ayudarlo.
Pero grande fue la sorpresa de la familia al recibir la negativa de Augusto de mudarse de la planta alta y a la de pretender que sus hermanos lo ayudaran en algo.
"Al principio me deprimí un poco, no te voy a mentir, porque no podía moverme mucho. Encima, me habían conseguido unas muletas de madera, que son terribles, después vinieron las de aluminio, que son más livianas, y por último los bastones, que son buenísimos", explicó Augusto.
Fue en el 2006 cuando el Hospital Notti y la Fundación Niños y Cáncer de Chile invitaron a Augusto a formar parte de un contingente de chicos en tratamiento oncológico que viajaría a un centro de esquí en Chile.
"Cuando me invitaron no quería ir, me parecía aburrido, pero las enfermeras insistieron con que iba a hacer algo que no había hecho nunca, y eso me llamo la atención", relató el pequeño.
De este modo, Augusto se acercó al esquí, y desde ese momento, participó en estos viajes que se realizan cada año.
A través de Fundavita, el complejo de esquí Las Leñas, en Malargüe, les dio la oportunidad de viajar a pacientes en tratamiento oncológico del Notti.
Obviamente, a este viaje Augusto no faltó, e incluso incentivó a otros niños a participar.
Allí, el instructor del club de esquí de Las Leñas, al ver la destreza del pequeño sobre la tabla, no dudó en advertir al complejo sobre el potencial del pequeño y en lanzar la idea de entrenarlo para participar en los Juegos Paraolímpicos Londres 2012.
Para Augusto, lo primero que tienen que aprender los niños que sufren este tipo de enfermedades es a ser valientes.
"¿Qué les diría a los chicos que tienen o tuvieron lo mismo que yo? Primero, que no tengan miedo; después que no tengan vergüenza, que caminen siempre con la frente alta y que no se dejen tratar como discapacitados, que no vean esto como un castigo ni se queden llorando, que lo asuman como algo natural, algo que tenía que pasar y no queda otra que aceptarlo", concluyó el niño.
- En una gran sala de reuniones de un edificio de la zona occidental de Freetown en Sierra Leona, Kadiatu Fofanah permanece en su silla de ruedas mientras explica porqué no tiene piernas.
“Me atacaron en 1999”, narra. “Y me cortaron ambas piernas”.
Madre de nueve hijos, Fofanah es una de las víctimas del prolongado conflicto en Sierra Leona, la guerra que comenzó en 1991 y llegó a su fin en 2002.
Todos quienes rodean a Fofanah son amputados. Hay muchos hombres, mujeres y niños en la sala, todos con el terrible legado del largo conflicto en Sierra Leona. Se cree que miles de civiles sufrieron la amputación de sus extremidades en manos del rebelde Frente Unido Revolucionario, durante su campaña contra el gobierno del Presidente Ahmad Tejan Kabbah.Cerca de Fofanah, se ve a un niño sin manos y con una pierna amputada hasta la rodilla. Junto a Fofanah, se sienta otra mujer, quien posa su única pierna sobre el piso.
Entre sillas de ruedas y muletas se forma una línea de hombres. Ninguno tiene manos. La sala de reunión se encuentra en un sitio para amputados en Hastings, en la zona occidental de Freetown, uno más de los 30 lugares de este tipo que existen en el país.
“Buenas noches hermanos y hermanas”, dice una voz por el micrófono. Todos responden. Ahí es cuando son presentados al Presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz. Se los describe como un grupo de personas que ha resultado afectado más que ningún otro por el largo conflicto.
Es el primer día de Wolfowitz en Sierra Leona. Y, mientras él camina por la sala y saluda a las personas, éstas cuentan su historia. El amputado Mustapha Koroma, de 60 años, escucha con atención a su colega mientras éste presenta su caso al Presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, en nombre de los amputados de Sierra Leona.
El amputado Mustapha Koroma, de 60 años, escucha con atención a su colega mientras éste presenta su caso al Presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, en nombre de los amputados de Sierra Leona.
Bai Kamara es alto. Se puede ver claramente su brazo izquierdo, que termina en el codo, mientras cuenta cómo fue usado como escudo humano por parte de rebeldes durante el conflicto. Cerca de Kamara y en silla de ruedas se encuentra Christopher Johnson. “Me dispararon. Me dispararon cuatro veces. Soporté cuatro disparos y eso me dejó paralizado”, señala Johnson. “El disparo que me postró pasó a través de mi columna vertebral y por eso quedé paralizado hasta hoy“.
“Estoy en una silla de ruedas desde 1999, cuando la rebelión golpeó Freetown”.
“Fue un 23 de enero de 1999, cuando uno de los rebeldes entró a la casa y dijo que todos saliéramos, o algo similar. Y nosotros… estábamos asustados y nos negamos a salir…abrieron fuego y recibí cuatro disparos que dañaron mi columna; perdí a dos de mis sobrinos y a otros parientes”.
“A pesar de todo, ahora estoy estudiando y en septiembre cursaré mi último año en la escuela superior; espero asistir a la universidad”.
Johnson hizo un llamado. Tiene un mensaje que dar al mundo.
“Como estudiante y en nombre de los niños y amputados heridos, pido becas para los niños, para ayudar a pagar la escuela”.
“Los niños no van a la escuela porque, como pueden ver, sus padres son discapacitados y no tienen de dónde sacar ingresos; sentados les resulta imposible enviar a sus niños a la escuela.
“Creo que si fueran a la escuela, al terminar podrían ayudar a sus padres, ahora discapacitados. Algunos de nuestros padres piden limosna en las calles. Si van al centro los viernes, podrán ver a muchos amputados pidiendo limosna para el pan diario. Esto no es fácil”.
Es un punto que también apoya Bundu Kamara, sentado cerca. Tiene un vendaje blanco que cubre un muñón, todo lo que le queda de su mano izquierda.
“Si salen a la calle el viernes, encontrarán a muchos de nosotros pidiendo limosna”, cuenta. “Ayúdenos a sobrevivir y ayuden a nuestros hijos para que vayan a la escuela y reciban medicamentos”.
“El sufrimiento que ustedes cargan no dura horas o días, sino el resto de la vida”, sostuvo Wolfowitz.
-El fútbol de amputados, en Argentina, nació en Paraná, en el mes de julio de 2001, aquí se formó la Asociación Entrerriana de Futbolistas Amputados (AEFA), desde allí y con celeridad se realizo la primera convocatoria de futbolistas de todo el país.
En Noviembre, de 2001, Argentina participó por primera vez del Mundial realizado en la ciudad de Niteroi, Brasil, obteniendo un notable 5° puesto, obviamente quedando en lo más alto de la competencia.
Ya en 2003, se compitió en el Certamen Sudamericano, realizado en la ciudad de Maringá, Brasil, donde el elenco nacional obtuvo el primer puesto y quedando mas que satisfechos y con vistas a un futuro inmediato por demás alentador.
-Cuando era profesor de filosofía en las clases que daba, me gustaba jugar con la nada. Yo jugaba con la nada, ya que era mi forma de rebelarme a la dictadura ideológica que buscó dominar a El Salvador. Siempre cuestioné a la nada y milité del lado del ser. Hasta que la nada explotó. Una bomba terrorista colocada en mi casa al mediodía del 5 de abril de 1989 me arrancó partes del ser de mi cuerpo. Quedé con vida. Veinte días después desperté en el hospital. Inmovilizado en una cama, lo primero que oí fue a un doctor decirme que me había cortado lo menos posible. Vi mi brazo derecho mutilado. Varios días después me convencí de la parálisis de mi brazo izquierdo.
La nada se instaló en mí. Una mano que ya no estaba, un brazo que estaba, pero que no respondía. Ausentes los dos. El cuerpo era, pero con la nada en él. No es una distracción filosófica. Yo vivo ahora con la nada. Mi cuerpo es consciente de la nada que me acompaña. La bomba me volvió un discapacitado mayor. Inauguró una relación del yo con mi cuerpo transformado. Pero la nada me hizo estar más consciente del ser. Yo no soy un cuerpo completo, soy con ausencias. Sin embargo estoy claro del valor de la vida.
Tiemblo ante la vida. En mi condición de Embajador de El Salvador en Ginebra (1990-1996) encargado de la política salvadoreña sobre derechos humanos ante la Oficina Europea de las Naciones Unidas, me empleé a fondo en ese universo como víctima del terrorismo. Pero el más alto honor que tuve, fue el estar en esa ciudad cuando se iban a dar debates importantes sobre los derechos humanos de los discapacitados
Aún juego con la nada. Creo que si no me hubiera reído de las nadas que hay en mi cuerpo, todo hubiera sido más difícil. Me reí la primera vez que no pude alcanzar las cosas con mi brazo derecho; como continúo riéndome cuando mi brazo izquierdo es torpe, dejando caer las cosas, botando vasos o tazas en la mesa.
También sé ser serio, guardo una alegría ceremonial cuando las personas me saludan con la mano izquierda. En Ginebra me saludaban así los delegados que conocían los dolores de las guerras. Me imagino que ellos saben de la nobleza de la nada. Celebro la verdad del ser que soy en su transformación con la nada. Siendo en un cuerpo con ausencias, la nada me ha manifestado el valor de la vida. Vuelvo a militar por el ser, reforzado con la luminosidad de la discapacidad.
- Tony nació sin brazos debido a los estragos de un medicamento recetado por orden médica a su madre durante el embarazo. El medicamento "Talidomide" debía calmar los efectos de nausea del primer semestre de embarazo, pero sus efectos dejaron un terrible saldo.
Lo llevaron al área de Los Ángeles desde Nicaragua para colocarle brazos artificiales. Él los utilizo hasta que tenía diez años de edad, y él dispuso de no usarlos más. "No me sentía cómodo," explicó, "yo podía hacer mucho más con mis pies."
Tony veía a su papá tocar la guitarra y sintió el gran deseo de poderla tocar también, hasta que un día su papá puso la guitarra en el suelo. "Tony", dijo, "anda a lavar los pies". Se los lavó y se sentó a tocar la guitarra por primera vez. Nunca dejó que su condición física le desanimara, y con mucho esfuerzo y práctica, aprendió a tocarla magistralmente con los dedos de sus pies.
Tony empezó a tocar en misa y en conferencias, hasta que lo vio alguien que trabajaba en la organización de las actividades para la visita del Papa a Los Ángeles en 1987. Tony fue seleccionado para cantarle al Papa y a los jóvenes, y allí ocurrió el famoso encuentro. Tony le cantó una linda canción a Juan Pablo II titulada, Never Be the Same (Nunca ser igual). Al terminar, el Santo Padre, emocionado, no pudo contenerse, saltó del escenario y se llegó a donde Tony para abrazarle. Para Tony, como para nosotros, la vida jamás sería igual.


El uso de las extremidades es fundamental para muchas de las actividades que desempeñan los seres humanos, la disfunción de las mismas puede conllevar una limitación o pérdida de independencia en todas las áreas de desempeño. Esta pérdida afecta a la autoestima y la motivación y muchas veces impone cambios importantes en los roles. Como así también provoca cambios patológicos en la imagen y la conciencia corporal. Como la representación sensitiva de la extremidad se mantiene en el cerebro una vez que se ha amputado, la sensibilidad de la parte que falta (sensibilidad o miembro fantasma) puede desencadenarse o reforzarse por las aferencias sensitivas procedentes de cualquier otra parte del cuerpo. El individuo puede experimentar sensaciones dolorosas (dolor en el miembro fantasma), como hormigueos, compresión, ardor o calambres. La percepción de un miembro fantasma demuestra la existencia de un esquema corporal mental que persiste incluso tras perder su correlato real.
“Las percepciones en general no son la mera absorción de estímulos que permiten reproducir la realidad, son aprehensiones cargadas de significaciones que escinden el suceso fisiológico del proceso psicofísico.”
El sólo hecho de ver el muñón suele producir un fuerte impacto. Una vez superado este primer choque, suelen aparecer sentimientos de indefensión, abatimiento, pesimismo, amargura, impotencia, depresión, angustia, ansiedad e ira. Sin embargo, la reacción emocional de cada persona depende de diferentes factores, como por ejemplo, la naturaleza del suceso, la función corporal afectada o la afectación estética. La gravedad de la amputación no es, necesariamente, el factor más importante; las habilidades de afrontamiento, las características de personalidad, el contexto social, las características del medio, los recursos económicos y los intereses vocacionales, a veces son aspectos más relevantes.
Posiblemente no pueda compararse la reacción de una persona que ya nace con una malformación, con la de un mutilado de guerra, o con la de un hombre que ha sufrido un accidente, o con gente mutilada por el terrorismo. Pero el dolor o el sufrimiento físico siempre se manifiestan de manera violenta, de improviso, como una invasión e interrupción de la vida cotidiana, y, muy frecuentemente, destroza las relaciones familiares y sociales por el sentimiento de la incapacidad y la indignidad frente a los otros. Los que sufren son y experimentan lo mismo: la necesidad de conceder un sentido a esa situación, la necesidad del apoyo y comprensión de los que aún se mantienen sanos y felices.
El cuerpo es una realidad psicosomática, y mas allá, el cuerpo individual es también un cuerpo social, dando mayor relevancia a distinguir el cuerpo que se tiene: cuerpo vivo, del cuerpo que se es: cuerpo vivido.
La forma como se vive el propio cuerpo en salud, enfermedad, en discapacidad y en expectación de la muerte es una experiencia personal e intransferible. Los conocimientos de la medicina se refieren por lo general solo al cuerpo vivo (la anatomía, fisiología, histología, etc., es decir el cuerpo en tanto conjunto de estructuras, funciones e integraciones), pero el paciente “es un individuo es un que significa en forma personal su enfermedad y su relación con el terapeuta de quien solicita atención al cuerpo vivido” . El cuerpo vivo es motivo de exploración, el cuerpo vivido se devela a través de la narrativa.
El dolor es "un hecho personal, encerrado en el concreto e irrepetible interior del hombre" y para comprobar la intensidad del dolor de otro sería necesario convertirse en ese otro.
El sufrimiento amenaza la identidad, y puede llegar a transformar al individuo que lo padece en perfecto desconocido para los demás. Quien sufre no puede incorporarse con espontaneidad a los placeres y alegrías de los demás; suele reconcentrarse en sí, prestando una atención exclusiva al propio cuerpo cuya omnipresencia aniquila cualquier otro interés más allá de los síntomas.
Pero si el cuerpo sólo puede actuar con el síntoma, queda a merced de éste, destinado a un comportamiento escindido. Responsabilizarse por la sensación, hacerse cargo de ella, es permitirle una expresión coherente en la conducta. Esto a través de sus capacidades adaptativas y recursos internos para así enfrentar las adversidades de la vida. Cada persona encuentra diversos modos de encontrar significado a su experiencia de “cuerpo faltante”, como ser, en estos casos, el sentido del humor, reconocer la gracia de lo imperfecto, el otro lado del sufrir, que acabamos por integrar en la vida de forma positiva, o la fórmula religiosa vivida como vinculación, dependencia, confianza en alguien que responde de nosotros, y además el aprendizaje de habilidades sociales y resolutivas de problemas, así como de destrezas útiles, y el convencimiento de tener algún tipo de control sobre la propia vida.
La experiencia del “cuerpo faltante” puede significar la decisión de una voluntad, de ofrecer lo más valioso de sí, bien para integrarse en la comunidad de los que han experimentado lo mismo, bien para ofrendar por amor algo verdaderamente costoso. Tanto en uno u otro caso son fruto de la libre aceptación de la persona. Transformar esta experiencia en un mecanismo constructivo depende del significado que el hombre le confiera, y la representación que cada persona se hace de su cuerpo depende simultáneamente de su historia personal y de la representación que el cuerpo haya alcanzado en un contexto social y cultural.
Es propio del hombre que el sufrimiento sea para él una desgracia donde se pierde por entero, donde desaparece su dignidad, o, por el contrario, que sea una oportunidad en que se revele en él otra dimensión: la del hombre sufriente, o que ha sufrido, pero que observa el mundo con claridad. Esta actitud tiene que ver con la idea de una transformación del dolor en experiencia iniciática, ya que el sufrimiento tiene cierta capacidad creativa.

CONCLUSIÓN
Es evidente que el hombre sufre de modos diversos, y la intensidad del dolor varía en razón al sentido que pueda encontrarse a esta experiencia y el significado del dolor depende también de la visión y el significado que cada persona tenga de su cuerpo.
En los pocos casos que aquí se presentan se pueden evidenciar las distintas maneras de afrontar la experiencia del “cuerpo faltante”; la cual está directamente influenciada por una multiplicidad de factores, como ser la personalidad de quien la padece, sus valores, su capacidad de resiliencia, el modo de presentarse la “falta”, congénita o adquirida (cabiendo distinguir dentro de ésta última las diferentes formas, ya sea por accidente, terrorismo, guerra, enfermedad), el contexto social, político, cultural, la situación económica, las redes de apoyo, la formación académica.
En estas vivencias de “cuerpo faltante”, la representación corporal entra en crisis, un cuerpo que habiendo sido familiar, se hace desconocido, que habiendo sido manejable, se torna difícil, incomprensible. Pero el lugar de las pérdidas es también el de la posibilidad de nuevos encuentros, de respuestas creativas a las crisis.
El desafío estará entonces en no creer que se termina la vida sino que simplemente cambia. Es decir, no pensar la situación como una limitación u obstrucción, sino como una puerta abierta a nuevos horizontes.

BIBLIOGRAFÍA:
- Bergoña Polonio Lopez. “Terapia Ocupacional en discapacitados físicos: teoría y práctica”. Editorial Médica Panamericana. Páginas 177- 178.
- Crepeau; Cohn; Schell. “Willard & Spackman. Terapia Ocupacional.” 10ma edición. Editorial Médica Panamericana. Páginas 796, 800.
- Le Breton, David. “Antropología del dolor”. Apunte de cátedra de Optativa II: Problemáticas Psicológicas.
- Rondina Juana A. Molinas de. Apuntes de cátedra de Psicología del Desarrollo. “Etapa infantil: período infantil propiamente dicho. La Resiliencia”.
- Malachevsky, Jorge. Apuntes de cátedra de Psicología del Desarrollo. “Esquema Corporal”. Monografía de pasante Donayo Florencia.
- Antropología Médica. El cuerpo humano. Capitulo 9. Miguel Kottow.
- Editorial Mediterráneo.2005

WEBGRAFÍA:
- http://elsolonline.com.ar/noticias/viewold/joven-amputado-mendocino-esquia-e-intentara-ir-a-los-paraolimpicos.
- http://www.deisidro.com/amputados/carta_02.htm
- Kesselman, Susana: “El pensamiento corporal”, Paidós, Barcelona, 1990 (Síntesis y reelaboración). www.problematicaspsicologicas.bñogspot.com
- www.tonymelendez.com/biografia.

1 comentario:

Juana Molinas de Rondina dijo...

Muy buen trabajo. Gracias chicas Juana